Aquí Laguna.

 ¡La mesa está servida!, una vez que ocho de los once integrantes de la Suprema Corte de Justicia, han presentado la renuncia a sus cargos ante el Senado de la República -que por cierto, no requiere, por  solo una ocasión, aceptación alguna de tal renuncia, ni del congreso ni de la Presidenta-, según lo admitió públicamente esta misma mañana el impresentable Gerardo Fernández Noroña -quien amenaza  con no  hacerlas válidas-,  el balón está ya  pues en la cancha de MORENA y sus aliados, y con ello en el  umbral mismo de una Crisis Constitucional, largamente considerada, que se afirma, por parte de expertos en el tema  es la primero y único de que se tiene registro en la historia  del país.

Previo, algunos de los renunciantes, hicieron pública  su decisión de manera personal, al tiempo que exhibían los motivos  de la misma, que van desde  meras posturas éticas  hasta la negativa de someter   la dignidad de Ministro  a  un  votación mediante registro que incluye, en el colmo, presentar cinco caras de   respaldo de igual número de sus vecinos, entre otras,  cual si fueran aspirantes a figurar en alguna planilla de alguna  presidencia de algun grupo estudiantil. Ese es el nivel de los convocantes tras haber decapitado  el Poder Judicial, como lo habíamos conocido por varias generaciones de mexicanos, rompiendo con la tesis «del equilibrio de los poderes» en el que se sustenta la república, en fin, movido mes de noviembre nos espera, cuyos saldos, resultados  son incógnitos, de impactos no calculados, obvio,  cuya génesis  se registra en un resentimiento, el que exhibió AMLO a lo largo de su sexenio,  bajo el argumento de que «los ministros ganaban mas que él, siendo presidente»  poquiita cosa pues, de simple acomplejado,  que no alcanzó  atención alguna a su salud mental.

Y en tanto  en espera, se encuentra Coahuila, así como muchas entidades más, con todo y la obediencia perruna de sus Congresos, según se han exhibido, en las decisiones que definan el curso y fin que se alcance en la  crisis en marcha, para definir lo propio con su poder judicial, por ahora a cargo del lagunero Miguel  Mery Ayup  ha levantado la mano  y se dice supuesto a realizar el tramite  correspondiente  que incluye  ser votado o botado en su caso, como ya lo fuera  en otro ámbito, cuando figuró como candidato del tricolor a la presidencia  del municipio de Torreón, experiencia tiene pues. Mismo que no se puede decir o acreditar por parte de la mayoría de los juzgadores que se sometan a tómbolas y  votaciones en medio de un escenario muy adverso, artificiosamente  construido para consumo de la opinión pública.

Y queda ahí, para la araña diríamos, el destino laboral de miles de trabajadores y funcionarios menores del Poder Judicial en el país, muchos de los cuales, apenas ayer, reanudaron labores tras el paro intermitente realizado en defensa de sus condiciones de trabajo y no se duda que muchos juzgadores locales más se sientan al mismo o bien se dispongan a su relevo,   con toda la complejidad y los impactos  que se generen si bien por ahora no se conoce el costo de tal renovación, ni muchos menos de donde serán aportados los recursos necesarios para ello, pero saldrán de algún lado,  quizás en alguna partida de los 11 mil millones que se estima constará el proceso a nivel nacional en tanto que incluye la elección de 1,600  juzgadores federales.

Esta mañana, en Saltillo capital ya se registró el primero de los aspirantes a suceder en el cargo de Fiscal General de Justicia en el Estado, a través del  aun Secretario de Seguridad Pública, Federico Fernández Montáñez, quien apenas ayer a mediodía, decía  desconocer siquiera la convocatoria lanzada exprofeso, desde hacia días, lo que hace pensar con malicia que  la designación, ya la trae en la bolsa, y que el resto, según presunción, el resto de quienes se encuentran inscritos o se vayan a inscribir en la convocatoria, pudieran ser solo  el relleno democrático que corresponde.  De tomar la posesión de dicho complejo y delicado puesto,  el Licenciado Fernández Montáñez, deberá mantener en equilibrio  la  complicada percepción de seguridad pública, que lo hará establecer más que estrecha relación con  el aparato institucional a su cargo, con todo  y carencias  del personal, capacitación de los mismos,  vigilancia de   actuaciones  de sus Ministerios Públicos, actuarios, etc., etc.,  y necesidades materiales, equipos,  en especial las que exigen los tiempos cibernéticos vigentes   que se registran  en la institución.

De  confirmar en los hechos  su arribo  a la Fiscalia, queda en  calidad de pendiente, conocer la desigancion del proximo titular de la Secretaría de Seguridad Pública en Coahuila, pues la seguridad sigue siendo el pilar, el eje del discurso y quehacer  del actual régimen, sobre todo, cuando  en la región,  circulan ya en sus espacio  mensajes intimidatorios que tratan de ocupar la atención  de la población no con las mejores causas, sino la clara intencionalidad de generar  inquietudes, o hacer recordar a los laguneros «otros tiempos» en los que se instaló la violencia  criminal  en esplendor. Ahí están los  hechos, al que hay que agregarle que  muy bien,   el gobierno de Manolo Jiménez Salinas   haya asumido publicamente   tales  hechos,  y no se escude en secrecía alguna, lo que puede generar que  pronto se conozca quienes y con que intenciones ciertas  los generan y difunden.

¿Justicia o venganza?, es el dilema, parodiando, toda proporción guardada a Hamlet, con su  celebre de ¡ser o no ser!  y  que  involucra el escándalo político regional vigente, es decir, el que envuelve a una regidora en  ejercicio y otro más en el umbral de ejercerlo, es decir, el caso del padre e hija que conforman Mario y Xóchitl Cepeda  y que abarca el espacio  político que ocupa el alcalde   Román Alberto Cepeda González  y cuyo destino, corre por ahora a cargo del Congreso del Estado, a  donde fue enviado  y debe de instalar la guillotina que cancele, al menos por ahora trayectoria pública incipiente  en una, o rastro alguna de la ya conocida del otro. Por lo pronto lo de menos será llamar a quién  resulte  ser  los suplentes de ambos personajes, lo que sí se antoja difícil es  crear un suplente emergente, en los ámbitos  del control  político «de la base» de donde emergen los ahora procesados entre los grupos de fuerzas  sociales muy  pero muy populares que fueran materia prima de las actividades  que  el profesor Mario Cepeda desarrolló durante los últimos 30 años, entre «las clases populares» de  Torreón, capital social que sin duda le generó tales funciones, nada fáciles, ni muy «limpias»  y que se gasta el profe Mario, en la protección de algunos de sus familiares directos, ahora  como terceros perjudicados, también como es el caso del Ingeniero Mario Cepeda Villarreal, de quien se dice  desde el pasado  viernes desalojó  el escritorio que ocupa como Subsecretario de Desarrollo e Inclusión Social en La Laguna.

Para variar se especula, que de no avanzar las gestiones jurídicas que dicen realiza Mario Cepeda Ramírez en busca de un Amparo que le permita ocupar la regiduría en vilo, al ser vinculado a proceso  penal, tomaría las de villadiego,  rumbo a mejores prados, más verdes, más  morenos, segun se vea  que los que ahora pisa en el Partido Revolucionario Institucional,  acción con la que ya amagara hace alrededor de dos años o más años, y cuando MORENA le ofrecía  espacio  o ocupar entre los cascajos recogidos en tales tiempos, y ya veremos en qué  acaba.

Por cierto,  objeto de rumores  es la visible ausencia en el ejercicio de sus funciones en  el área de Atención Ciudadana, de la Licenciada Erika Sotomayor Hernández, atribuyéndose la misma a que  sufre ostracismo, por parte de quien puede aplicarle en tales espacios, pues poco o nada se sabe, mientras son peras o son manzanas, se espera información «oficial» sobre tal caso.

Y ya se oyen comentarios en torno a la integración de  grupo de ciudadanos distinguidos -no se sabe quien y bajo que criterio  fueron seleccionados-, y que encabezados por el empresario José Piña Alvarez, líder de la CANADEVI   serán  observadores, toda vez que no tienen funciones  legales  en el proceso de entrega recepción que fija la ley al término  de una administración y en espera de la siguiente, y que tiene  bien reglamentada  la legislación en esta materia, de ahí que las observaciones de estos, con todo y lo importante que sean tales miembros, no serán de modo alguno vinculantes, pues éstas solo competen  a los integrantes de los órganos  autorizados por ley, bien que el alcalde  sume participación  ciudadana, arrope   y respete  a la misma y ello no se convierta  en un elemento más de suspicacias en estos tiempos donde la desconfianza  ciudadana se hace presente  en toda  la sociedad de cristal donde habitamos.

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Author: Olga Quirarte Ramírez