¡El Festín de la Victoria!, al fin lo vieron y participaron y que se sirviera a algunas decenas de los campesinos, de los convocados y participantes a la elección, celebrada el pasado domingo en los municipios laguneros de Coahuila, para renovar las dirigencias en los comités municipales de la Confederación Nacional Campesina -CNC-, acción resucitada toda vez que años ha que tal ejercicio no tenía registro en la Laguna, toda vez que el mundo rural que generara la sociedad rural como la conocieran los laguneros, entró en fase de extinción, a partir de la contrareforma agraria decretada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y sobre todo, de la extinción del organismo financiero bajo el cual se transfirieran recursos federales, abundantes, como crédito para cultivar las más de 60 mil hectáreas de algodoneros. Banrural -dixit-, al tiempo que el manejo de tales recursos financiaran de manera paralela el control social de la naciente clase campesina, aportadora del famoso «voto verde» que tantos y tantos diputados locales, federales, alcaldes y no, por cierto gobernador con tal origen, si bien estos resultaron beneficiados de tal capital político así haya sido de manera tangencial, así también tal estructura gestó y dispersó entre a mercaderes de insumos -en especial fertilizantes e insecticidas-, maquinaria agrícola, mercaderes y coyotes de algodón y un sinfin de necesidades, reales o imaginadas surgidas al impulso de los fuertes capitales que el Estado mexicano destinó al ejido y sobre todo a mantener «la paz social». Tal modelo no alcanzó a llegar ni tan solo al inicio del Siglo XXI agotado, tras la decisión presidencial que le puso fin al experimento social y político que pusiera en marcha, el también Presidente Lázaro Cárdenas en 1936.
Los restos de valor de tal capital, más allá de los impactos que generó en estas tierras en el ámbito social y económico, hoy por hoy vemos que aun se disputan los restos del mismo, sobre sus insumos históricos, es decir, sus tierras y sus aguas, que tengan valor económico, por su cercanía a las zonas urbanizadas a fuentes de abastecimiento aseguradas, para destinarlas a cultivo, de ahí que se estime que a solo algunos 30 años de distancia de la contrareforma citada, se esté en estos días que corren ante un latente neolatifundismo, que ubica su propiedad y usufructo en manos de no más de 30 familias, con todo y ello la decisión de recurrir a las fuerzas de la sociedad rural lagunera por parte de actores políticos bajo las siglas del PRI.
En este campo, obvio resulta que las acciones citadas no solo corresponden a un restaurada relación política histórica con la base campesina que militó y le fue más que fiel al priismo a lo largo de muchas décadas, pues resulta ser en sentido estricto una convocatoria a sumar acciones en torno al tricolor de cara a la elección intermedia del 2026. Ojala que se corresponda con la respuesta obtenida el pasado domingo eleccionario, y a los participantes más que una comida, con todo y que haya sido presidida por el dirigente estatal Carlos Robles Lostanau, e invitado de lujo, el ingeniero Manolo Jiménez Sr., sino una acción en la que se coloque a sus mejores elementos en posiciones de lucha y participación política electoral y no como meros comparsas, bien de suplentes, sino de titulares en las fórmulas correspondientes.
Entre los ganadores destaca la participación femenina, pues citando solo a Torreón diremos que en la elecciones inscribieron 4 mujeres entre 6 contendientes, y una de ellas Britannia Aguirre resultó ganadora, por cierto, dicen que bajo el patrocinio del alcalde Román Alberto Cepeda González, si bien no se fue sola, pues se afirma que correspondió a la aun Secretaria General del sindicato al servicio del ayuntamiento de Torreón Rosalba Rodríguez Silerio, hizo lo propio bajo el apoyo y conducción del subsecretario de gobierno Xavier Herrera Arroyo, que de poco le sirvió, pues resultó derrotada. Ya veremos como si finalmente en este singular escenario campirano José Luis Flores Méndez -el chapo bueno-, logra que se le concedan el usufructo de las de las siglas de la CNC en el Estado, o si bien habrá elección en puerta e incógnitos aspirantes. Y de ser asi, pues sobraran sombreros…
Y vaya que la secrecía parece inundar los espacios del principal despacho ubicado en el séptimo piso del Edificio Municipal, con todo y que al aparato administrativo de soporte a la función ejecutiva a cargo de Román Alberto Cepeda haya crecido de manera sustancial, con secretariado particular, jefatura de gabinete, secretario privado, guaruras al por mayor, etc., etc., no hay manera de conocer anticipadamente las designaciones realizadas en torno a la integración de los Consejos de Administración de los organismos municipales que así lo marca leyes y reglamentos vigentes, como seria el caso de la paramunicipal SIMAS-Torreón, y otro más en lo que corresponde a Torreón en el que corresponde al sistema intermunicipal Torreón-Matamoros, por citar a algunos de la mayor importancia porque tienen que ver con la captación y destino de recursos públicos en la prestacion de servicios públicos claves para la población, con todo y que se han desigando a sus titulares Roberto Escalante en el primero dee los casos y al Licenciado José Antonio Gutierrez Jardón en el segundo.
Por cierto en este ultimo caso, no se fijó tiempo que cubre tal designación, pues trasciende que al menos su desconocido Consejo de Admnistración debe de ser presidido seis meses a cargo de alguno de los dos alcaldes de los municpios que lo integran. El tiempo citado se antoja corto y sin duda generará problemas burocráticos.
Se espera que en SIMAS-Rural se baje presión, al menos de cuando se deslinden las responsabilidades que se desprenden de la única y ultima auditoría que el gobierno estatal ordenó sobre tal organismo. Se esperan sorpresas…
En este y otros temas, otro que parece ser asunto de «la cosa nostra», las informaciones públicas que se difunden solo tocan por encimita los datos, cuando la realidad es que en el ambiente flotan cual muchas incógnitas, de ahí que mucho se comente sobre la opacidad existente en la cosa pública de Torreón.
Otro funcionario que ha sido exhibido, resulta ser el ratificado Secretario de Finanzas del ayuntamiento de Torreón el contador público Oscar Luján Fernández, a quien le resultan millonarias «observaciones», es decir, señalamientos a causa, por lo menos omisiones graves en las cuentas públicas que entrega para su revisión ya no digamos a la Auditoría Estatal, sino ahora resulta que también a la Auditoría Superior de Hacienda que revelan, como mínimo, incompetencia o desaseo profesional.
Por tal situación Torreón, su administración figura un día sí y el otro también, en los listados de ayuntamientos en apuros en eso de presentar, en timepos perentorios las comprobaciones que la ley obliga en materia de recursos públicos, además de abrir amplios, pero muy amplios espacios para la suspicacia, entre tirios y troyanos, presas de activo sospechosísmo. No bastan declaraciones ante Medios cómodos diciendo que están en proceso de subsanarlas, pues incluso las cuentas señaladas tenían ya la aprobación de los órganos municipales, a lo que obvio se les pasa de largo o de noche cualquier anomalía posteriormente detectadas, tal estrategia ya no da resultados, pues hoy la escena política, es de competencia.