Torreón, Coahuila.- «Yo no soy gente de rencores, ni me gusta amargarme la vida», afirma Jorge Zermeño Infante, al término de la rendición de su ultimo Informe de Gobierno del tercer periodo como alcalde de Torreón, afirma que «de ahí que a mis enemigos a mis adversarios, pues que Dios los perdone», al tiempo que como futuro inmediato anticipa que seguirá trabajando como profesional del Derecho, pues «a mi, nadie me mantiene y debo responder aun por hijos menores de edad».
Asi en la relativa síntesis de por lo menos 30 años dedicados a actividades políticas en cargos de elección popular singularizada por haber sido el alcalde de la alternancia en este municipio, allá por la década de los años 90’S, Diputado Federal, Senador de la República, aspirante a gobernador de Coahuila y en la pasada elección fallida aspiración de ser diputado federal de nueva cuenta, y otros cargos por encargo, como el ser Embajador ante España por designación del entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Con tan larga trayectoria, algo queda, de experiencia pues y preguntado dice, «creo que participar en política, hacerlo con valores, pensando en el bien que puedes hacerle a otros, finalmente te da la satisfacción del deber cumplido».
«La política no es para andar haciendo otras cosas, sino entender como un honor que el ciudadano te otorgue su confianza y en un cargo como este, el ser alcalde de la ciudad donde vives, pues evidentemente te da la oportunidad de realizar muchas cosas que uno quiere hacer como ciudadano».
«A veces, criticamos a los gobernantes, yo me propuse llevar a cabo acciones que la gente pide, ponerte en los zapatos de quien no tiene agua, ponerte en los zapatos del ciudadano que le molesta la corrupción o la prepotencia, ponerte en los zapatos de quien quiere una mejor ciudad, con mejores oportunidades».
«Luchamos, creo que luchamos y trabajamos con ese sentido. Yo quite las fotos del alcalde, ya no hay fotos en oficina publica alguna», si bien admitió que, «eliminar tal cosa solo compete por ahora a Torreón, ya que este culto a la personalidad que se da a nivel federal, estatal y municipal es una tradición».
«Si tu vas a las oficinas federales», dice, «ves a la foto del Presidente de la República, es una de las reglas no escritas».
¿Qué se lleva de positivo en esta larga, muy larga jornada ejerciendo el poder publico de manera intermitente, a lo largo de los últimos 30 años, por lo menos ya sea como dirigente partidista, diputado federal, senador, alcalde en tres ocasiones de Torreón, ex embajador y a partir del primero de enero, un sujeto político desocupado, tras perder en las urnas el poder concretar otra mas de sus aspiraciones, al ser derrotado como aspirante a una nueva diputación federal?
«El cariño de la gente», dice de inmediato.
Y de lo negativo, aun sin mencionar agravio alguno, dice «hay a veces personas amargadas, acomplejadas».
Y de las deslealtades, moneda de uso en la actividad política, dice, «no solo política, sino en todas actividades», afirmando que, «no hay cosa peor que la infidelidad, la deslealtad, pero ahora que cada quien cargue con sus culpas».
Afirma luego que, «yo no soy gente de rencores, ni me gusta amargarme la vida, de tal manera que ahora digo que a mis enemigos, a mis adversarios, pues que Dios los perdone».