Por Fernando Rangel de León.
Dentro de un mismo todo, hay una afirmación y una negación, a un mismo tiempo;
que se llaman tesis y antítesis, respectivamente, las que en su confrontación natural
producen la síntesis que a su turno se convierte en tesis que a la vez crea su antítesis, y así
sucesivamente sin solución de continuidad, y es a lo que se le llama dialéctica; que se ha
definido como la lucha de los contrarios.
De la dialéctica nada se escapa, ni la naturaleza, ni lo social, ni lo político, ni lo
gubernamental; como es el caso de los partidos que están en el gobierno, que cuando no
estaban en él eran de oposición; pero al llegar al poder los otros partidos son sus
opositores; dándose la situación de que como en México, el gobierno es de tres ámbitos, en
el Federal se tiene a partidos opositores que en los estados, son gobiernos; y que en las
mismas entidades federativas hay ayuntamientos del gobierno del estado y ayuntamientos
de la oposición; como por ejemplo en Coahuila, que el gobierno estatal es priista y el
ayuntamiento de Francisco I. Madero, es morenista.
Es conveniente que cuando hablemos de oposición tengamos cuidado en ubicarnos
a cual oposición nos estamos refiriendo; toda vez que esta relatividad nos puede llevar a
confusiones tales como hablar bien de un gobierno que fue oposición o viceversa; lo que
nos hace impedir ver objetivamente; es decir, ver lo que está afuera de nuestras cabezas.
Desde luego que es más fácil ser oposición que gobierno; pues en la oposición no se
tiene ninguna responsabilidad pública; siendo su principal papel señalar los errores del
gobierno para aprovecharse de ellos, desprestigiarlo, difamarlo, calumniarlo y llegar al
poder; que una vez estando en él la oposición no cumple todas las promesas de campaña;
máxime cuando estas fueron muchas.
El saldo de las elecciones del 6 de junio, en lo federal le fue favorable al gobierno de
MORENA, pues conservó su mayoría en la Cámara de Diputados federal; pero en la ciudad de
México, le fue mal, porque la oposición ganó nueve alcaldías, de las 16; en cambio, en el país
le fue muy bien alcanzando ya 19 gubernaturas y 19 legislaturas locales en las 32 entidades
federativas, incluyendo la capital; lo que le permitirá al régimen de la 4T hacer las reformas
legislativas y constitucionales necesarias para continuar realizando el proyecto de nación
que le prometió a la sociedad.
El resultado general de las pasadas elecciones es una lección de democracia en
México, dada por el Presidente de la República, que no metió para nada las manos en el
proceso electoral ni antes ni durante, ni después de la jornada electoral; pues nunca ejerció
su autoridad ni en el INE, ni en el TEPJF, ni en ninguna autoridad electoral local, para
favorecer a los candidatos de MORENA; como se demuestra con la negativa del registro a
muchos candidatos de su partido; siendo absolutamente respetuoso del voto libre de los
alrededor de 46 millones de ciudadanos que ejercieron su sufragio.
Esta actitud del Presidente, no es ninguna gracia ni hazaña, es lo que todos los
anteriores presidentes debieron de haber hecho para que avanzara la democracia; pues es
así como debe conducirse un presidente demócrata.