¡60 años ya ! cumplidos este mismo día , cuando el entonces Presidente del vecino país, John F. Kennedy fuera asesinado en Dallas, Texas, hecho al que a seis décadas su establismenth político no ha podido desentrañar, bien por los intereses creados en tales tiempos, dejando la teoría del asesino solitario, según concluyó en su momento la famosa Comisión Warren solo en eso, para fortalecer luego del largo tiempo pasado, la teoría de la conspiración largamente sostenida a través de la literatura que generó este crimen y alguno que otro experto a la luz de una que otra evidencia surgida, según afirman, en la que la fundan. Sin duda la fecha de poco más allá del medio día del 23 de noviembre de 1963, a quienes pertenecemos a la generación vigente en tales fechas, la recuerda con lucidez, con precisión, cual destello luminoso en nuestra mente, que hacíamos cuando a través de la radio, se difundió la noticia del magnicidio, pues generó además de la estupefacción, el clima de incredulidad por lo acontecido, el terror, porque empezaron a surgir a tal distancia y ante la falta de información -tal y como se difunde ahora-, era por demás precaria.
Hoy, hay que decirlo, pocos, poquísimos recuerdan tal acontecimiento del que pudimos testificar y otros, al menos recordar en las acostumbradas memorabilias que se generan y que hoy parecen ser también recuerdos, en las páginas de los cada vez más escasos y escuálidos Medios de Comunicación que sobreviven escritos, avasallados ya por la comunicación digital.
La Tragedia de Kennedy, hace recordar por más y que viejo slogan indique que la «historia no se repite», sí existen sin embargo similitudes. En términos históricos al menos, ahí tenemos para reflexionar, que años más delante, en nuestro país, en marzo de 1994 , en el fatídico mes de marzo de 1994, se registrara en asesinato del entonces candidato a la presidencia de la república, bajo las siglas del PRI, Luis Donaldo Colosio, y que generó también las teorías del asesino único y la de la conspiración, el magnicidio que resultó, visto en perspectiva, el inicio del fin de la hegemonía de un partido político único en este país, y cuyos impactos registramos, ahora expresados, para decir algo solo en la alternancia registrada a partir de tales fechas, tratando de salvar la falible y aspirada democracia que logre hacer de México, un país de leyes, no de iluminados, de trastornados mesías, que permita generar auténtica y comprometida clase política, de patriotas pues, y no del cascajo reciclado que se padece y asciende a los cargos de gobierno, o de representación popular en sus diversos ámbitos.
Por cierto el proceso federal electoral ya está en marcha, en tanto los las entidades que vayan a elecciones estatales, lo iniciarán a partir del primero de enero ya próximo. Y ya se sabe que en términos informativos a todo lector le interesa sobre manera la que se genere más cerca de su persona e intereses, de ahí que en Torreón, al paso de estos tenebrosos y fríos días, a nuestro alcalde viajero Román Alberto Cepeda González, espera que ya éste de regreso luego de buscar en Avila, España, la «filia genética» y sobre todo, que la haya encontrado en algun a Archivo de Indias, como mestizo que es ahora, luego de 500 años de la conquista y traiga también en sus alforjas, resultados de su viaje transcontinental, que lo privó de presidir, como primera autoridad del municipio, el tradicional Desfile de la Revolución, pero más aún, de acompañar en su penúltimo periplo semanal, al Gobernador Miguel Angel Riquelme, que alcanzó en éste colocar la primera piedra de la inversión número 67 alcanzada por su gestión en este feneciente año del 2023, último de su mandato, consistente en un nuevo Parque Industrial, de inversionistas locales, que se suma a los otros tres ya existentes en Torreón, con lo que el municipio aumenta su capacidad para albergar a nuevos inversionistas, que «florecen» en lo que fueran tierras de cultivo, del sistema ejidal ya en extinción.
La ausencia del edil fue objeto de algunos comentarios emitidos por algunos empresarios asistentes, que calificaron tal hecho, como una falta de cortesía política hacia el Gobernador de parte de quien, se dijo, cubriera políticamente en su ascenso, primero de orden burocrático, al ser designado como Secretario del Trabajo en la presente administración estatal, trayectoria iniciada apenas hace 25 años como modesto empleado de SIMAS-Torreón , y más tarde seleccionado como candidato a la presidencia municipal que hoy ocupa en la que busca, si bien sin obsesión, según dice él mismo, su reelección. Vaya Usted a saber.
Con ese mismo objetivo, y contra tirios y troyanos, el también aspirante a la candidatura del ahora denominado Coalición Fuego y Corazón X México, Xavier Herrera, nada que se desanima, antes bien, incrementa sus actividades proselitistas ya no solo en el área territorial del sector 8 de Torreón, sino que extiende su presencia en otros puntos no solo de la ciudad, sino también del municipio como lo es la zona del Cañón de Jimulco, al que de paso incrementa su conocimiento personal de dicho territorio, que por cierto, no le genera muchas simpatías al actual edil, al que en casi dos años en tal cargo no ha visitado en una sola ocasión a los habitantes de tal rumbo.
Y para colmo, como dice el dicho a los aspirantes al cargo de alcalde de la capital de la Laguna, se suma diputado federal José Antonio Gutiérrez Jardón. Aparece también como aspirante al cargo el actual regidor del Ayuntamiento de Torreón Enrique Sarmiento, que hasta pagó almuerzo a Comunicadores previamente convocados a conocido restaurante, para hacer público su intención de figurar como candidato a alcalde de Torreón, sueño guajiro si los hay, pues el regidor siempre sale con tal intención, sin lograrlo. Expertos que conocen al regidor citado expresan que levantar la mano para tal cargo, tiene la intención de que lo incluyan en la fórmula de cabildo que estará presentando a registro quien finalmente resulte el elegido como pretenso a la presidencia de Torreón, bien en reelección según sea el caso o con nuevo titular de tal puesto. No más…
Y de fiesta, en lo alto del Cerro de las Noas, pues con una megareliquia se honrará a Cristo Rey, cuyo santuario le fuera dedicado por el fundador de tal sitio, el desaparecido sacerdote José Rodríguez Tenorio, quien tuvo a bien, iniciar esta naciente tradición religiosa, pero destinada en principio a San Judas Tadeo, y que a ocho años que iniciara con tal destino, según encomienda dada por el sacerdote a la maestra Blanca Maltos y a la lideresa María Castro, que la cumplieron a cabalidad, los dos primeros años, para luego ser sustituido tal santo de tal devoción, por el Señor del Cerro, es decir, el Santo Cristo, motivo que hoy conjunta no solo al Tercer Obispo de Torreón y los sacerdotes ahí asignados sino también en conjunción con la obra a cargo del gobierno del Estado, es decir, del Teleférico y adicionalmente el denominado Puerto Noas, y que ya suma a diversas escuelas de gastronomía y a socios de la CANIRAC, así como otras organizaciones del sector turístico, en promoción, quizás no tanto a la devoción citada, sino a la promoción obvia del turismo religios.