¡Política!, el arte de lo posible, dicen los clásicos y otros más, quizás muy rústicamente expresan tal palabra dice también que «es el arte de comer sapos,» y agregan «sin hacer gestos» se le añade, y vaya que en estos días que corren, al arranque del año 2024, en el que el país transitará por un proceso para elegir por lo menos 2,500 nuevos cargos de elección popular ocupar por igual número de sujetos, que por ahora, solo son meros aspirantes, en los ámbitos estatal y federal, pues la renovación incluye diputados locales, alcaldes y cabildos, así como 300 diputados federales -e indirectamente otros doscientos más de los listados plurinominales-, con todo y la cacareada retórica de la eliminación de estos así como las fórmulas para el Senado.
Coahuila resulta ser en estos días, uno de los escenarios que más atención ocupa de los Medios, cuando precisamente, en el límite para signar alianza partidista procesada desde hace semanas por las dirigencias de los partidos Acción Nacional, Partido de la Revolución Democrática y el Partido Revolucionario Institucional, la dirigencia nacional del primero citado, es decir Marko Cortés signó un comunicado envenenado «revelando», pero omitiendo informar por tal medio, que el panismo que dirigen, incumplió la promesa tácita o quizás escrita en algún otro documento, quizás secreto, que se encuentra en algún oscuro rincón que deberían aportar el 20% de la votación total obtenida, misma que no logró cumplir, pues en Coahuila, en la pasada elección los panistas se derrumbaron obteniendo mucho menos del porcentaje ofrecido, en Torreón, ni el 6%, números que de manera estatal, lo hundieron hasta un cuarto lugar, de acuerdo de la preferencia ciudadana.
Segun exhibió el papelito, firmaron sus pares, Alejandro Moreno, que incluyó también a Rubén Moreira Valdes, y al gobernador Manolo Jiménez -escrito sobre lo que parece ser una servilleta-, las prebendas convenidas que deberían obsequiar a quien ganara la elección en marcha, y en el que solo figuran las expresadas con el Partido Acción Nacional. Ese «quid pro quo» alega Marko Cortes no ha sido satisfecho, menos aún, el relacionado a que los blanquiazules llevarían mano en la selección del candidato a la presidencia municipal de Torreón, y otras una vez que la candidatura a este objetivo, está más que determinada, es decir, va la reelección del actual alcalde Román Alberto Cepeda González, que por cierto, segura segura, solo será una certeza si logra superar con éxito, los obstáculos internos que le han ido surgiendo entre personajes del organismo político en el que milita y que buscan obtener también tan ansiada postulación para ese mismo cargo, y que pretenden obtener, quizás artificiosamente, como socarronamente murmullan algunos, los también priistas Enrique Sarmiento Alvarez y Xavier Herrera, si bien este último no ha levantado la mano y la tiene más que agazapada en estos días, igual que los militantes tricolores que lo apoyan, sumados dicen también a un grupo de interés, conformado en su mayoría por empresarios de la construcción, que han venido aportando recursos para las actividades que ha desarrollado en barrios y colonias del municipio de Torreón.
Pero una vez ya despejada la extinción de alianza política alguna que incluya el PAN en Coahuila, sea, quien sea su candidato a la alcaldía de Torreón, si en los días que corren, los números que registren materia de militancia, y «cuadros» que pueda atraer votos, casi ni existen, «vaciado» literal y figuradamente que fue, a lo largo de los últimos diez años, de quienes fueran conocidos militantes, que protagonizaron singular diáspora, rumbo a diversos espacios del aparato gubernamental priista, sin que obrara en tal acción, ningún acuerdo escrito o alianza signada ante autoridad alguna a cargo del priismo. Y hay que decirlo, cambiaron de liana, sin el menor rubor, acción que puso en evidencia, en lo local, uno de los impactos de «la muerte de las ideologías», pues poco importaron tales «brincos» que hacen hoy posible que apellidos que en Torreón – en especial-, que fueron allá por la década de los años 80’S «la oposición» al entonces aun hegemónico dominio priista y que hoy, parecen cual camada de transformers, se encuentran ocupando algunos muy buenos cargos en la burocracia municipal y estatal, que incluye hasta notarias, magistraturas, sin que haya sido colocados ahí, mediante una alianza política electoral, alguna, es decir, legitimadas ante autoridad electoral alguna, si bastó y sobró «una zanahoria» para sacarlos del redil del que presumían, pertenecer en cuerpo y alma. Cosas veredes, Sancho.
Y diremos también que el rompimiento, el «encontronazo», como algunos Medios encabezaron la ruptura de la alianza partidista a nivel local obvio, obligar a quienes la encabezan en Coahuila, a revisar y recomponer las estrategias que ya tenían procesadas para enfrentar los retos en las 38 alcaldías del Estado por ahora, de inmediato y un poco más tarde, las relacionadas con la elección federal, pues si bien se bajó de la misma el PAN, se subió, también sorpresivamente la UDC y que ya de entrada deja a un primer «damnificado» es decir, al priista Francisco Saracho, quien fuera Secretario de Educación Pública hasta hace solo unos días y quien se aseguraba, que tenía en la bolsa la candidatura por la alcaldía de Acuña, pero dicen que le tienen un premio de consolación, la difícil candidatura por una diputación federal, en tanto que otro político coahuilense más, el ex gobernador Rogelio Montemayor Seguy, ya abandonó el sueño de figurar como propuesta a una Senaduría de la alianza encabezada por su ex partido, el PRI, dicen, pues resulta que los que hoy dirigen ese instituto partidista no olvidan que ya no es uno de los suyos, con todo y que hizo la lucha, en la pasada elección estatal por alcanzar «su perdón».
Al parecer, quienes serán los propuestos, para la fórmula de mayoría, resulta ser el aún diputado federal Jericó Abramo Masso, en tanto que su suplente, será la también diputada local, Bárbara Cepeda Boheringer, reservando, con todo y las reservas de rigor -valga la redundancia-, la inclusión en sitio predominante de un listado plurinominal, al lagunero, Ingeniero Miguel Angel Riquelme Solis, pues al parecer, escasos como andan en las alturas tricolores de sujetos con prestigio, han estado cediendo a resistencias presentadas.
También se escucha la versión de que otra figura local estará solicitando licencia a su cargo como Senadora, como remedio, que no estrategia para sobrevivir políticamente -claro-, a su cargo de Senadora, es la Licenciada Verónica Martínez, de la que se afirma ya superó la muina que le generó no ser considerada como viable repetidora en tal cargo.
Hay pues, muchos fierros en la lumbre, si solo vemos el prado de enfrente, donde «las figuras» que MORENA y sus aliados deberán cargar, en Torreón, compuesta en su mayoría por tránsfugas, más allá de Cintia Cuevas , carente de solvencia ideológica alguna, como lo son un Miguel Batarse, Jorge Luis Moran, Shamir Fernández, no se cansan de embadurnar bardas en colonias ubicadas en la periferia de la ciudad, esperando con ello, se les identifique siquiera como aspirantes en las encuestas bajo las que dicen y afirman designaran su candidato.
Y en otro terreno, está ya en marcha el proceso para designar al nuevo Rector de la Universidad Autónoma de Coahuila, hasta hoy en manos del lagunero, Salvador Hernández Vélez, hay muchos, pero muchos tiradores, que con todo y ello, quedan ya sujetos a una voluntad superior, la guerra soterrada que se mantiene en los herméticos terrenos del poder, se manifiesta a través de denuncias formales ante órganos judiciales, de uno de los aspirantes a tal encargo, promovida no por la supuesta víctima, sino por sus patrocinadores.